martes, 21 de marzo de 2017

INTELIGENCIA EMOCIONAL Y CALIDAD EMPRESARIAL


Todo aprendizaje tiene una base emocional
.-Platón.


   Considerar actualmente la necesidad de desarrollarnos en las empresas, obtener una posición satisfactoria y permanecer en las mismas, nos hace adentrarnos en el mundo de la Inteligencia Emocional, a través de la cual pudiéramos descifrar un grupo de elementos, que han sido descritos por diversos autores como aptitudes, capacidades o habilidades y que su desarrollo  se encamina a organizar nuestro comportamiento en función del éxito, ya sea a nivel personal u organizacional.

Cada vez se entiende mejor que el éxito profesional depende, más que de los conocimientos intelectuales o las destrezas técnicas, de un grupo de cualidades personales desarrolladas a través de habilidades emocionales.

Profesionales brillantes por su expediente académico, debido a su incompetencia emocional, pueden mostrarse torpes en sus relaciones con los demás, y debido a sus limitaciones para comprender el mundo de las emociones internas y de quienes le rodean, generan a menudo, un ambiente negativo y poco gratificante en el entorno laboral en el que desempeñan sus funciones.

Explorar en el  concepto de Inteligencia Emocional nos conduce en primer lugar a dejar a un lado las bondades que ofrece el tener un buen coeficiente intelectual, a través del cual logramos las más altas calificaciones y nuestra entrada probablemente a las mejores opciones de trabajo, y surgen otras interrogantes en cuanto a nuestras destrezas para conocer y manejar nuestros propios sentimientos, interpretar o enfrentar los sentimientos de los demás, sentirse satisfechos y ser eficaces en la vida a la vez que logramos comportamientos que favorezcan nuestra propia productividad.

Para que se establezca de forma estable un clima positivo y estimulante en el ámbito empresarial, un buen liderazgo, es fundamental contar, especialmente en los cargos directivos, con personas que junto con una buena formación intelectual y técnica, tengan también, un buen nivel de competencias emocionales.

De esta forma estaríamos en condiciones de determinar que existen un grupo de competencias que constituyen la IE, que dan permanencia en el puesto de trabajo y permiten una idónea gestión empresarial.
    
La Inteligencia emocional es una forma de interactuar con el entorno y que tiene muy en cuenta el desarrollo de las emociones y los sentimientos, engloba el desarrollo de habilidades que parten del conocimiento de sí mismo en función de la forma en que nos valoramos, llegando a la capacidad para lograr relaciones sociales satisfactorias. De forma general el concepto se refiere a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones, en nosotros mismos y en el contexto donde nos desarrollamos.

Aprovechar la inteligencia emocional no implica estar siempre contento o evitar las perturbaciones, ni mucho menos ser sujetos manipuladores de las situaciones en función de nuestro beneficio, sino mantener el equilibrio intrapsíquico y en el mundo de las relaciones sociales.

Componentes de la inteligencia emocional y su importancia para el desempeño en la organización:

El desarrollo de la Inteligencia Emocional se produce en dos escenarios: el mundo interno del individuo y el de sus relaciones. De esta forma aparecen 3 componentes iniciales que se centran en organizar la dinámica interna que sustenta el comportamiento, hacia el entendimiento de cómo el individuo se percibe, se auto regula y dirige adecuadamente sus emociones. Posteriormente se valoran 2 componentes, con aspectos asociados al análisis y valoración de las actitudes que se originan en los demás y la forma de encauzarlas para el desarrollo de una mejor dinámica grupal. 

Autoconocimiento:

Saber qué se siente en cada momento y utilizar esas preferencias para orientar nuestra toma de decisiones; tener una idea realista de nuestras habilidades y una sólida confianza en uno mismo. Analizar cómo nos valoramos y enjuiciamos a los demás, y en este mismo sentido dirigimos nuestro comportamiento. Una forma de incidir negativamente en el desarrollo de nuestra Inteligencia Emocional es cuando nos sobrevaluamos o por el contrario nos subvaloramos, y de la misma manera el criterio que desarrollamos de nuestro interlocutor puede predisponer una respuesta cortés, o sea  la valoración que hacemos del otro matiza nuestra reacción ante determinada problemática.
   
Manejar las emociones de modo que faciliten las tareas, que no significa ahogar o limitarse a expresar las emociones; ser cuidadosos y encauzarse en pos de los objetivos; adecuar nuestros comportamientos hacia la solución de los problemas; recobrarse bien de las tensiones emocionales. La clave de saber auto regularse estaría en distinguir que no son los problemas quienes nos atacan sino las respuestas  a las soluciones las que causan los problemas, no negar los problemas, sino adecuar nuestras tendencias comportamentales hacia la solución de los mismos. De esta forma tendríamos en cuenta:

•  Manejar  las emociones y los impulsos perjudiciales. (Autocontrol).
•  Mantener  normas de honestidad e integridad. (Confiabilidad).
•  Aceptar la responsabilidad del desempeño personal.( Escrupulosidad).
•  Flexibilidad para manejar el cambio. (Adaptabilidad).
• Estar abierto y bien dispuesto para las ideas y los enfoques novedosos y la nueva información. (Innovación).

Automotivación:

Utilizar nuestras preferencias más profundas para orientarnos y avanzar hacia los objetivos, para tomar iniciativas y ser muy efectivos y para perseverar frente a los contratiempos y las frustraciones es sentirse motivado.

Las motivaciones parten de aquellas cuestiones que resultan necesarias y altamente significativas, teniendo como eje central la realización en las diferentes esferas de la vida. En el contexto de la Inteligencia Emocional significa usar nuestro sistema emocional para catalizar todo el sistema y mantenerlo en funcionamiento. La motivación es la encargada de enviar la energía hacia una dirección específica y con un propósito establecido.

Empatía:

Con el desarrollo de esta capacidad, la Inteligencia Emocional pasa del análisis de aspectos intrapersonales al plano interpersonal, siendo la empatía uno de los aspectos más valorados en las empresas actuales y definida como la capacidad de interpretar los sentimientos ajenos. Gracias a esta habilidad emocional se pueden manejar y tratar de modo adecuado las emociones y sentimientos de la gente con la que nos relacionamos en el mundo laboral.
La esencia de la empatía consiste en darse cuenta de lo que sienten los demás sin necesidad de que nos lo digan, algo así como tener oído emocional. Esta disposición facilita el ponernos en el punto de vista de los subordinados y adivinar sus necesidades, con lo que nos colocamos en condiciones idóneas para ayudarles con más eficacia a alcanzar sus objetivos.

Rara vez el otro dirá con palabras lo que experimenta; en cambio, lo revela su tono de voz, su expresión facial y otras maneras no verbales.

El éxito del desarrollo de la inteligencia emocional en la empresa se encuentra en el propio desarrollo personal, en el esfuerzo de cada uno de los sujetos implicados, desde la introspección, la toma de conciencia y la voluntad de cambio y mejora continua de sus relaciones. Especialmente los líderes que pretendan desarrollar la inteligencia emocional en la empresa y en todos sus subordinados, deben comenzar desarrollando la suya propia.

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