Todo aprendizaje tiene una base emocional
.-Platón.
Considerar actualmente la necesidad de desarrollarnos en las
empresas, obtener una posición satisfactoria y permanecer en las mismas, nos
hace adentrarnos en el mundo de la Inteligencia Emocional, a través de la cual
pudiéramos descifrar un grupo de elementos, que han sido descritos por diversos
autores como aptitudes, capacidades o habilidades y que su desarrollo se
encamina a organizar nuestro comportamiento en función del éxito, ya sea a
nivel personal u organizacional.
Cada vez se
entiende mejor que el éxito profesional depende, más que de los conocimientos
intelectuales o las destrezas técnicas, de un grupo de cualidades personales
desarrolladas a través de habilidades emocionales.
Profesionales
brillantes por su expediente académico, debido a su incompetencia emocional,
pueden mostrarse torpes en sus relaciones con los demás, y debido a sus
limitaciones para comprender el mundo de las emociones internas y de quienes le
rodean, generan a menudo, un ambiente negativo y poco gratificante en el
entorno laboral en el que desempeñan sus funciones.
Explorar en
el concepto de Inteligencia Emocional nos conduce en primer lugar a dejar
a un lado las bondades que ofrece el tener un buen coeficiente intelectual, a
través del cual logramos las más altas calificaciones y nuestra entrada
probablemente a las mejores opciones de trabajo, y surgen otras interrogantes
en cuanto a nuestras destrezas para conocer y manejar nuestros propios
sentimientos, interpretar o enfrentar los sentimientos de los demás, sentirse
satisfechos y ser eficaces en la vida a la vez que logramos comportamientos que
favorezcan nuestra propia productividad.
Para que se
establezca de forma estable un clima positivo y estimulante en el ámbito
empresarial, un buen liderazgo, es fundamental contar, especialmente en los
cargos directivos, con personas que junto con una buena formación intelectual y
técnica, tengan también, un buen nivel de competencias emocionales.
De esta forma
estaríamos en condiciones de determinar que existen un grupo de competencias
que constituyen la IE, que dan permanencia en el puesto de trabajo y permiten
una idónea gestión empresarial.
La Inteligencia
emocional es una forma de interactuar con el entorno y que tiene muy en cuenta
el desarrollo de las emociones y los sentimientos, engloba el desarrollo de
habilidades que parten del conocimiento de sí mismo en función de la forma en
que nos valoramos, llegando a la capacidad para lograr relaciones sociales
satisfactorias. De forma general el concepto se refiere a la capacidad de
reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de
manejar bien las emociones, en nosotros mismos y en el contexto donde nos
desarrollamos.
Aprovechar la
inteligencia emocional no implica estar siempre contento o evitar las
perturbaciones, ni mucho menos ser sujetos manipuladores de las situaciones en
función de nuestro beneficio, sino mantener el equilibrio intrapsíquico y en el
mundo de las relaciones sociales.
Componentes de la inteligencia emocional y su
importancia para el desempeño en la organización:
El desarrollo
de la Inteligencia Emocional se produce en dos escenarios: el mundo interno del
individuo y el de sus relaciones. De esta forma aparecen 3 componentes
iniciales que se centran en organizar la dinámica interna que sustenta el
comportamiento, hacia el entendimiento de cómo el individuo se percibe, se auto
regula y dirige adecuadamente sus emociones. Posteriormente se valoran 2
componentes, con aspectos asociados al análisis y valoración de las actitudes
que se originan en los demás y la forma de encauzarlas para el desarrollo de
una mejor dinámica grupal.
Autoconocimiento:
Saber qué se
siente en cada momento y utilizar esas preferencias para orientar nuestra toma
de decisiones; tener una idea realista de nuestras habilidades y una sólida
confianza en uno mismo. Analizar cómo nos valoramos y enjuiciamos a los demás,
y en este mismo sentido dirigimos nuestro comportamiento. Una forma de incidir
negativamente en el desarrollo de nuestra Inteligencia Emocional es cuando nos
sobrevaluamos o por el contrario nos subvaloramos, y de la misma manera el
criterio que desarrollamos de nuestro interlocutor puede predisponer una
respuesta cortés, o sea la valoración que hacemos del otro matiza nuestra
reacción ante determinada problemática.
Manejar las
emociones de modo que faciliten las tareas, que no significa ahogar o limitarse
a expresar las emociones; ser cuidadosos y encauzarse en pos de los objetivos;
adecuar nuestros comportamientos hacia la solución de los problemas; recobrarse
bien de las tensiones emocionales. La clave de saber auto regularse estaría en
distinguir que no son los problemas quienes nos atacan sino las respuestas
a las soluciones las que causan los problemas, no negar los problemas,
sino adecuar nuestras tendencias comportamentales hacia la solución de los
mismos. De esta forma tendríamos en cuenta:
• Manejar las emociones y
los impulsos perjudiciales. (Autocontrol).
• Mantener normas de
honestidad e integridad. (Confiabilidad).
• Aceptar la responsabilidad del
desempeño personal.( Escrupulosidad).
• Flexibilidad para manejar el cambio.
(Adaptabilidad).
• Estar abierto y bien dispuesto para
las ideas y los enfoques novedosos y la nueva información. (Innovación).
Automotivación:
Utilizar
nuestras preferencias más profundas para orientarnos y avanzar hacia los
objetivos, para tomar iniciativas y ser muy efectivos y para perseverar frente
a los contratiempos y las frustraciones es sentirse motivado.
Las
motivaciones parten de aquellas cuestiones que resultan necesarias y altamente
significativas, teniendo como eje central la realización en las diferentes
esferas de la vida. En el contexto de la Inteligencia Emocional significa usar
nuestro sistema emocional para catalizar todo el sistema y mantenerlo en
funcionamiento. La motivación es la encargada de enviar la energía hacia una
dirección específica y con un propósito establecido.
Empatía:
Con el desarrollo de esta capacidad, la
Inteligencia Emocional pasa del análisis de aspectos intrapersonales al plano
interpersonal, siendo la empatía uno de los aspectos más valorados en las
empresas actuales y definida como la capacidad de interpretar los sentimientos
ajenos. Gracias a esta habilidad emocional se pueden manejar y tratar de modo
adecuado las emociones y sentimientos de la gente con la que nos relacionamos
en el mundo laboral.
La esencia de
la empatía consiste en darse cuenta de lo que sienten los demás sin necesidad
de que nos lo digan, algo así como tener oído emocional. Esta disposición
facilita el ponernos en el punto de vista de los subordinados y adivinar sus
necesidades, con lo que nos colocamos en condiciones idóneas para ayudarles con
más eficacia a alcanzar sus objetivos.
Rara vez el
otro dirá con palabras lo que experimenta; en cambio, lo revela su tono de voz,
su expresión facial y otras maneras no verbales.
El éxito del
desarrollo de la inteligencia emocional en la empresa se encuentra en el propio
desarrollo personal, en el esfuerzo de cada uno de los sujetos implicados,
desde la introspección, la toma de conciencia y la voluntad de cambio y mejora
continua de sus relaciones. Especialmente los líderes que pretendan desarrollar
la inteligencia emocional en la empresa y en todos sus subordinados, deben
comenzar desarrollando la suya propia.